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Los refrigerios aumentan entre las generaciones más jóvenes

pareja comiendo mientras camina |  BPF

Los estudios muestran que los consumidores están recurriendo a los snacks como sustitutos de las comidas. Eso significa que no comen comidas regulares. En cambio, sobreviven con bocadillos. Los días de las tres grandes comidas parecen estar llegando a su fin. ¿Qué pasó con un gran desayuno, un almuerzo ligero y una gran cena?

La tradición ha sido la norma durante cientos de años. Parece que en los próximos años veremos su eliminación total. No necesariamente para la generación mayor. Esta tendencia es más frecuente entre la generación más joven.

Los millennials y post-millennials no consideran como una prioridad la necesidad de tres comidas abundantes al día. Descubren que comer comidas más pequeñas que consistan en refrigerios es mejor para sus cuerpos.

¿Qué es una merienda?

Para estudiar esta nueva tendencia y darle algún sentido, necesitamos tener una comprensión común de qué es un snack. Lo mejor es empezar con una breve historia del snack tal y como lo conocemos y su posterior evolución.

Los primeros alimentos definidos como snacks fueron los pretzels y las palomitas de maíz. La invención de las patatas fritas eclipsó con facilidad a estos dos snacks originales. Después de eso, los dulces ocuparon su lugar en la categoría de snacks.

En aquella época, la merienda se consideraba una forma de satisfacer el deseo de azúcar, sal o grasas. Era algo que comías entre esas tres comidas esenciales. Los snacks eran de bajo valor nutricional. Eran más un regalo que otra cosa. El fenómeno de los snacks creció entre 1950 y 2000.

Los snacks se volvieron más aceptables como parte de la dieta durante la década de 1980. La vida se había vuelto más acelerada. La gente necesitaba comer sobre la marcha. Los snacks envasados ​​eran ideales para ellos.

En los últimos años, algunos alimentos más saludables se han sumado a las filas del snack. El yogur, las barritas energéticas, las nueces, los frutos secos y los chips de calabacín se consideran hoy en día como snacks. La incorporación de estos productos a la categoría de snacks ha cambiado su definición.

Un refrigerio ya no puede considerarse poco saludable. Muchos refrigerios cuentan con más nutrientes, vitaminas y minerales que muchas comidas completas.

Otra forma en que los fabricantes de snacks distinguen un snack de una comida es el tamaño de la porción. Una comida contiene alrededor de 400 calorías. Un refrigerio contiene entre 100 y 300 calorías. El tamaño de refrigerio más buscado es el de 150 a 200 calorías.

Una forma alternativa de definir un refrigerio es mirar más allá del tamaño del refrigerio y la frecuencia con la que se come. Necesitamos observar el propósito por el cual se come el refrigerio. ¿Se consume como snack convencional para satisfacer un antojo? ¿Se utiliza para sustituir una comida?

¿Cómo están reemplazando los snacks a las comidas convencionales?

Parece que picar ya no es algo que se haga entre horas. Tus snacks son tus comidas. Esto se ha vuelto popular debido al estilo de vida que vive la gente en estos días, comida para llevar, kits de comida y Uber Eats. Todos estos están reemplazando la comida tal como la conocemos.

Las personas que quieren comer refrigerios en lugar de comidas no necesariamente quieren refrigerios poco saludables. Buscan snacks ricos en nutrientes que les den un impulso de energía y satisfagan su apetito. Las empresas tradicionales de snacks se han encontrado en competencia con productores más pequeños que están satisfaciendo esta demanda.

Esto ha provocado que estas grandes corporaciones revisen su posición en el mercado de snacks. Ahora están diversificando sus gamas de productos para incorporar un nuevo tipo de snack: un snack sustitutivo de una comida.

El estilo de vida de los snacks

Los snacks se han convertido en una forma de vida para muchos jóvenes de hoy. Entre sus ocupados trabajos y su activa vida social, cocinar no es una prioridad. No tienen tiempo.

Dependen de comidas para llevar, comidas preparadas y kits de comida. Podrían comer esa comida una o dos veces al día. Durante el resto del día, dependen de los refrigerios para mantenerse activos.

No confunda sus hábitos de comer bocadillos con una alimentación poco saludable. Se informa a los millennials y post-millennials sobre los snacks y cuáles son saludables. Leen las etiquetas de los productos que compran y evitan adquirir el hábito de comer snacks poco saludables.

Los refrigerios ricos en sal, grasa o azúcar no son refrigerios que se acostumbran a consumir. Eso no quiere decir que nunca coman chocolate o patatas fritas. Significa que intentan mantener sus refrigerios saludables la mayor parte del tiempo.

¿Con qué frecuencia debes picar?

Los millennials y post-millennials comen unas cuatro o cinco veces al día. La mayoría de ellos sustituye al menos una comida al día por snacks. Otros lo hacen en dos comidas. Aprenden a escuchar sus cuerpos y a comprender cuándo les toca tomar un refrigerio.

Muchos de ellos investigan y establecen horarios de merienda con los nutrientes adecuados. Por ejemplo, un refrigerio rico en proteínas a primera hora de la tarde te ayudará a pasar las últimas horas en la oficina.

Muchas personas que comen bocadillos habitualmente le dirán que lo importante no es cuánto comen. Se trata de cuándo comes y qué comes.

La explosión del mercado de snacks

La creciente demanda de snacks significa que hay mucho más para elegir que en los años 1980. También están más disponibles libremente. Están disponibles en supermercados, tiendas de conveniencia, máquinas expendedoras y farmacias.

Muchos dirían que su mayor disponibilidad ha llevado al estilo de vida de snacks que tanto persiguen los jóvenes. Si bien esto es posible, no tiene sentido analizar dónde y cuándo ocurrió la revolución de los snacks.

Los fabricantes y minoristas esperan con ansias. Su objetivo es crear más snacks que satisfagan las necesidades de sus consumidores jóvenes.

Una de las estrategias que han implementado es facilitar la compra de snacks al por mayor. Se pueden guardar en casa y empacar para ir al trabajo. Mantiene al consumidor fuera de la tienda, donde la tentación de ceder ante refrigerios poco saludables puede ser abrumadora.

Dada la tendencia de los hábitos a transmitirse de una generación a otra, está claro que los refrigerios llegaron para quedarse. Los millennials y post-millennials seguirán utilizando snacks para sustituir las comidas, al igual que sus hijos. Lo mejor que pueden hacer los proveedores es mantenerse al día con la demanda de refrigerios únicos y saludables.

Los estudios muestran que los consumidores están recurriendo a los snacks como sustitutos de las comidas. Eso significa que no comen comidas regulares. En cambio, sobreviven con bocadillos. Los días de las tres grandes comidas parecen estar llegando a su fin. ¿Qué pasó con un gran desayuno, un almuerzo ligero y una gran cena?

La tradición ha sido la norma durante cientos de años. Parece que en los próximos años veremos su eliminación total. No necesariamente para la generación mayor. Esta tendencia es más frecuente entre la generación más joven.

Los millennials y post-millennials no consideran como una prioridad la necesidad de tres comidas abundantes al día. Descubren que comer comidas más pequeñas que consistan en refrigerios es mejor para sus cuerpos.

¿Qué es una merienda?

Para estudiar esta nueva tendencia y darle algún sentido, necesitamos tener una comprensión común de qué es un snack. Lo mejor es empezar con una breve historia del snack tal y como lo conocemos y su posterior evolución.

Los primeros alimentos definidos como snacks fueron los pretzels y las palomitas de maíz. La invención de las patatas fritas eclipsó con facilidad a estos dos snacks originales. Después de eso, los dulces ocuparon su lugar en la categoría de snacks.

En aquella época, la merienda se consideraba una forma de satisfacer el deseo de azúcar, sal o grasas. Era algo que comías entre esas tres comidas esenciales. Los snacks eran de bajo valor nutricional. Eran más un regalo que otra cosa. El fenómeno de los snacks creció entre 1950 y 2000.

Los snacks se volvieron más aceptables como parte de la dieta durante la década de 1980. La vida se había vuelto más acelerada. La gente necesitaba comer sobre la marcha. Los snacks envasados ​​eran ideales para ellos.

En los últimos años, algunos alimentos más saludables se han sumado a las filas del snack. El yogur, las barritas energéticas, las nueces, los frutos secos y los chips de calabacín se consideran hoy en día como snacks. La incorporación de estos productos a la categoría de snacks ha cambiado su definición.

Un refrigerio ya no puede considerarse poco saludable. Muchos refrigerios cuentan con más nutrientes, vitaminas y minerales que muchas comidas completas.

Otra forma en que los fabricantes de snacks distinguen un snack de una comida es el tamaño de la porción. Una comida contiene alrededor de 400 calorías. Un refrigerio contiene entre 100 y 300 calorías. El tamaño de refrigerio más buscado es el de 150 a 200 calorías.

Una forma alternativa de definir un refrigerio es mirar más allá del tamaño del refrigerio y la frecuencia con la que se come. Necesitamos observar el propósito por el cual se come el refrigerio. ¿Se consume como snack convencional para satisfacer un antojo? ¿Se utiliza para sustituir una comida?

¿Cómo están reemplazando los snacks a las comidas convencionales?

Parece que picar ya no es algo que se haga entre horas. Tus snacks son tus comidas. Esto se ha vuelto popular debido al estilo de vida que vive la gente en estos días, comida para llevar, kits de comida y Uber Eats. Todos estos están reemplazando la comida tal como la conocemos.

Las personas que quieren comer refrigerios en lugar de comidas no necesariamente quieren refrigerios poco saludables. Buscan snacks ricos en nutrientes que les den un impulso de energía y satisfagan su apetito. Las empresas tradicionales de snacks se han encontrado en competencia con productores más pequeños que están satisfaciendo esta demanda.

Esto ha provocado que estas grandes corporaciones revisen su posición en el mercado de snacks. Ahora están diversificando sus gamas de productos para incorporar un nuevo tipo de snack: un snack sustitutivo de una comida.

El estilo de vida de los snacks

Los snacks se han convertido en una forma de vida para muchos jóvenes de hoy. Entre sus ocupados trabajos y su activa vida social, cocinar no es una prioridad. No tienen tiempo.

Dependen de comidas para llevar, comidas preparadas y kits de comida. Podrían comer esa comida una o dos veces al día. Durante el resto del día, dependen de los refrigerios para mantenerse activos.

No confunda sus hábitos de comer bocadillos con una alimentación poco saludable. Se informa a los millennials y post-millennials sobre los snacks y cuáles son saludables. Leen las etiquetas de los productos que compran y evitan adquirir el hábito de comer snacks poco saludables.

Los refrigerios ricos en sal, grasa o azúcar no son refrigerios que se acostumbran a consumir. Eso no quiere decir que nunca coman chocolate o patatas fritas. Significa que intentan mantener sus refrigerios saludables la mayor parte del tiempo.

¿Con qué frecuencia debes picar?

Los millennials y post-millennials comen unas cuatro o cinco veces al día. La mayoría de ellos sustituye al menos una comida al día por snacks. Otros lo hacen en dos comidas. Aprenden a escuchar sus cuerpos y a comprender cuándo les toca tomar un refrigerio.

Muchos de ellos investigan y establecen horarios de merienda con los nutrientes adecuados. Por ejemplo, un refrigerio rico en proteínas a primera hora de la tarde te ayudará a pasar las últimas horas en la oficina.

Muchas personas que comen bocadillos habitualmente le dirán que lo importante no es cuánto comen. Se trata de cuándo comes y qué comes.

La explosión del mercado de snacks

La creciente demanda de snacks significa que hay mucho más para elegir que en los años 1980. También están más disponibles libremente. Están disponibles en supermercados, tiendas de conveniencia, máquinas expendedoras y farmacias.

Muchos dirían que su mayor disponibilidad ha llevado al estilo de vida de snacks que tanto persiguen los jóvenes. Si bien esto es posible, no tiene sentido analizar dónde y cuándo ocurrió la revolución de los snacks.

Los fabricantes y minoristas esperan con ansias. Su objetivo es crear más snacks que satisfagan las necesidades de sus consumidores jóvenes.

Una de las estrategias que han implementado es facilitar la compra de snacks al por mayor. Se pueden guardar en casa y empacar para ir al trabajo. Mantiene al consumidor fuera de la tienda, donde la tentación de ceder ante refrigerios poco saludables puede ser abrumadora.

Dada la tendencia de los hábitos a transmitirse de una generación a otra, está claro que los refrigerios llegaron para quedarse. Los millennials y post-millennials seguirán utilizando snacks para sustituir las comidas, al igual que sus hijos. Lo mejor que pueden hacer los proveedores es mantenerse al día con la demanda de refrigerios únicos y saludables.

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